El monasterio de Bellpuig está situado en las proximidades del camí Vell de Ciutat. La fundación del priorato de Santa María de Bellpuig data de la conquista catalana, una vez que Jaime I conquista la última resistencia musulmana de las montañas de Artá. El rey cedió estos terrenos a la comunidad de monjes premonstratenses de la abadía de Bellpuig de les Avellanes de Cataluña. La fundación del monasterio por esta comunidad significó el repoblamiento de la zona, aprovechando construcciones prehistóricas, romanas y musulmanas para las nuevas construcciones. El monasterio de Bellpuig se articula en torno a un patio cuadrado, a modo de claustro, situándose en los laterales las dependencias monacales, almacenes i la iglesia. De todas, la iglesia es la construcción arquitectónica mejor conservada, ya que el resto se encuentra en ruina total. Se trata de una iglesia de repoblamiento, de estilo gótico y de nave única, con cubierta a dos aguas. La decoración interna es muy austera, pudiéndose ver tan solo los capiteles de las pilastras decorados con motivos geométricos y la pequeña ventana del ábside. El portal principal, de medio punto, presenta una decoración geométrica. La escultura de la Virgen fue trasladada al pueblo en 1425 a causa de la partida de los monjes, pasando el monasterio a ser propiedad de la familia Vivot i posteriormente, en 1637, a los Dameto. Esto, provocó que el monasterio se transformase en una casa de payés, modificando y readaptando su arquitectura. En 1999 pasó a ser propiedad del Consell Insular de Mallorca. En los últimos años, tanto el monasterio como su entorno, han sufrido varias excavaciones arqueológicas sacando a la luz restos de época prehistórica, romana, musulmana y de la misma comunidad monacal.
Camí Vell de Ciutat
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